domingo, 25 de noviembre de 2007

Lucie (parte II)


Los días posteriores al encuentro con Lucie los pasé en buena parte dándole vueltas al asunto. Digamos que mi perfil analítico, tirando a extra analítico se puso a funcionar a pleno rendimiento. Me hacía muchas preguntas a las que iba intentando con bastante dificultad ir colocando sus respuestas.

Me imaginaba diferentes futuros próximos, lejanos, intentaba pensar en todas las posibilidades que podrían darse…cuando la llamaría de nuevo? Por qué debería llamarla? sería coherente comenzar una relación con alguien a quien a penas conocía? Quizá no la viera más? Como habría interpretado ella lo que había pasado? Como lo interpretaba yo? Tendría ella una relación con alguien? A donde me llevaría empezar una relación seria con alguien de allí? Podría llevar una relación que no fuera seria? Qué tipo de relación sería entonces?....

Afortunadamente el ritmo que llevaba de trabajo me tenía ocupado toda la jornada como para pasar demasiado tiempo sobre aquello, pero al llegar a casa y tomar mi baño, o al intentar leer por la noche, no paraba de darle vueltas de nuevo a todas esas preguntas.

A mitad de semana, después de comer y antes de hacer la siesta de media hora que había tomado por costumbre hacer, decidí llamar a Lucie para quedar con ella. Su móvil estaba apagado. Antes de volver al despacho volví a intentarlo con idéntica resulta, durante aquella tarde lo intenté en varias ocasiones y siempre hubo el mismo efecto, aquello empezó a preocuparme y añadir todavía más incógnitas y a mi particular mar de dudas.

Al día siguiente tuve el mismo éxito durante mis intentos de comunicarme con ella, es decir … ausencia total.

Finalmente llegó el viernes siguiente y al atardecer tras volver del despacho nos encontrábamos en el porche de casa tomando unas cervezas y departiendo junto al nuevo expatriado que había llegado el jueves anterior para ocuparse de la logística en Kabo cuando uno de los guardianes se nos acercó.

- Pepe?

- Sí?

- Fuera hay una chica que pregunta por usted.

Tras medio segundo de confusión, enseguida supe que se trataría de Lucie o eso esperaba. Le dije al guardia que la dejase pasar mientras miraba al resto de mis contertulios para explicarles quien era, pero cuando vi todos aquellos gestos de extrañeza y asombro mirándome como si no me conociesen, decidí recurrir a un “no tengo ni idea de quien puede ser, será mejor que vaya a ver quien es.” y salí corriendo detrás del guardia para poder charlar con ella tranquilamente fuera. Dar un paseo fuera sería mejor que dejarla entrar y que empezaran a taladrarla a preguntas, sobre todo cuando era yo quien quería hacerlo.

Vestía un pantalón vaquero y una camiseta ceñida, que mostraban claramente su silueta menuda, su pelo seguía tintado de color violáceo como me parecía recordar, y calzaba unas sandalias que dejaban ver sus uñas pintadas de graciosas figuras.

Me saludó con una enorme sonrisa que cruzaba su cara y yo le correspondí con una cara de embobado como quien no sabe de donde le viene el viento.

Le propuse dar un paseo por las cercanías pues no podía alejarme mucho de la casa tras la puesta de sol por razones de seguridad.

Me comentó que su teléfono móvil no lograba cargarse desde hacía días y que no había podido llamar por ello.

Mientras hablábamos concluí que sería mejor dejar todas mis dudas para más adelante y esa noche la dedicamos más bien a conocer cosas del uno y del otro. Ella era más reservada que yo, o menos curiosa, o simplemente menos impaciente, pero el caso es que yo estuve indagando más sobre su vida que ella sobre la mía.

Pasamos un par de horas allí fuera bajo la luz de la única farola que alumbraba la calle, dando pequeños paseos de un lado para otro mientras hablábamos y finalmente quedamos para salir la tarde siguiente.

Tengo que avisarles que de aquella primera conversación con Lucie no terminé muy satisfecho, siendo generoso diría me decepcionó bastante, puesto que pude constatar que Lucie no era una chica muy simpática pero nada cultivada.

Entré de nuevo en la casa, y tras excusarme de mis compañeros que todavía estaban esperando que yo entrara, fui para mi habitación. Seguía teniendo muchas dudas, pero ya tenía una cosa clara, Lucie no iba a ser mi próxima pareja.

Cuando el sábado por la tarde pasó por la casa a recogerme decidimos ir andando hasta el centro de Bangui para tomar un refresco en algún garito. Mientras marchábamos de camino, me advirtió que su teléfono había sufrido un nuevo accidente, esta vez definitivo, su hijo lo había dejado caer en un cubo con agua y ya no funcionaría más. El hecho de que la noche anterior no hubiese mencionado que tuviese un niño y que lo mencionase ese día con el pretexto del teléfono me hizo pensar que ella no se encontraba demasiado cómoda haciéndome saber que tenía un niño. Empecé a interesarme por ese aspecto de su vida y me contó, que había tenido una relación con un francés durante cuatro años con quien tuvo a Benito, el nombre se lo aconsejó (?) su hermano mayor, pero que él la había dejado por otra hacía ya dos años y ahora le pasaba una pensión para ocuparse de Benito.

Cuando llegamos a Phenicia, un bar local con terraza, y nos sentamos en torno a una pequeña mesa, yo estaba dispuesto a largarle todo el discurso que había estado meditando la noche anterior sobre nuestra relación. Quería hacerle ver que no teníamos ningún futuro como pareja, pero que por supuesto estaba dispuesto a establecer una relación de amistad si ella quería.

No me di cuenta de mi tremenda pretensión ni de mi soberbia cuando le hablé de aquello hasta que ella me lanzó una mirada medio enojada y me dijo que “quién ha hablado de una relación de pareja? Nos acabamos de conocer, nos vemos, salimos y ya veremos, no?”

“Sí, bueno de acuerdo, yo simplemente quería dejar las cosas claras desde el principio. Yo no suelo acostarme con una chica la primera noche que la conozco y esta situación me sobrepasa un poco” me obstiné en seguir diciendo. Eso terminó por cabrearla, como no podía ser de otra manera. “Yo tampoco me acuesto con el primero que pasa, te has pensado que sí? Yo no te voy a forzar a nada, si quieres nos vemos y si no quieres no, de acuerdo?” atinó a decirme mostrándome que ella estaba teniendo mucho mayor sentido común que yo. Asentí con la cabeza, mientras entornaba mis ojos y bajaba mi cabeza en gesto de pedir perdón.

Empezamos a vernos prácticamente todas las semanas, al principio era ella quien me llamaba para ir quedando, pero pronto sería yo quien echaba de menos sus llamadas cuando no lo hacía. Nuestras salidas eran sobre todo para ir a Songo Night, a Lucie le encantaba bailar y muchos sábados por la noche los pasábamos allí.

Fuimos conociéndonos mejor con el tiempo. Lucie era una persona extremadamente creyente, que iba a misa todos los domingos y rezaba varias veces al día, muchas de nuestras conversaciones eran en torno a Dios y a la religión, pero siempre acababan muy lejos de llegar a un punto de encuentro. También era una persona de un enorme optimismo, recuerdo perfectamente el día que hablando de la situación de su familia y su vida en Bangui yo le comenté que “no había que estar triste”, ella me miró fijamente con sus enormes ojos y me dijo con una amplia sonrisa “triste? Yo nunca estoy triste, por qué iba a estarlo?”. Aquello se me marcó con fuego en la memoria. Aunque fuese exagerado decir aquello, que esa frase viniese de una persona como ella, por las condiciones nada sencillas por las que tenía que pasar día a día, sin trabajo, con un niño a su cargo y viviendo en la casa de su padre con varios primos y hermanos, dejaba bien a las claras que tipo de carácter tenía.

Pude ir certificando con el paso de los días que efectivamente su nivel cultural se limitaba a su entorno más cercano, y evidentemente a lo medios que había tenido, por ejemplo solo pudo hacer dos años de instituto. Sin embargo su coraje frente a la vida y su optimismo y ganas de vivir eran todo un ejemplo para mí. Yo sabía que gran parte de toda esa fuerza la sacaba de su creencia en Dios, pero a mí eso en el fondo me daba igual, lo sorprendente y lo que realmente importaba es que fuera así. Por lo que empecé a tener un grandísimo respeto por ella y una buena parte de admiración.

Seguía pensando que mi relación con ella no sería de pareja, pero empezaba a pensar que tampoco iba a ser una amiga más sin más.

6 comentarios:

Unknown dijo...

El otro día hablaba con unos amigos sobre las diferentes culturas y los choques que se producen cuando se encuentran conviviendo en un mismo sitio personas tan diferentes. No me hago una idea de cómo es allí, pero me sorprende absolutamente, que el comportamiento de Lucie sea tan "europeo".
Te conoció en una discoteca, os acostásteis esa misma noche, y no contempla de momento la idea de una relación. No es del todo difícil entender esto si sucede en nuestra cultura y en nuestra generación, pero me cuesta admitir que haya alguien criado en el corazón de África, que lo viva igual que nosotros. En cuestión de libertad sexual y afectividad, Lucie le daría veinte vueltas a mucha gente que conozco.
¿Cómo entienden las relaciones de amistad o pareja allí? ¿Qué crees que puede pensar su familia de esto? ¿Y sus amigos y amigas? ¿Crees incluso que ella lo ve como lo estás viendo tú?
Eres tú el que lo está viviendo, y te podrás imaginar por dónde van los tiros, porque yo, desde luego me he quedado absolutamente perplejo.
Te deseo lo mejor en tu aventura, y me quedo con hambre de seguir leyendo más.
Un fuerte abrazo.

Franck dijo...

Me alegra un montón tener noticias tuyas de nuevo Pepe, y cómo no, tenías que estar empezando a rondar la vida fuera del curro. Es lo suyo… ;-)

Otra vez leyéndote, me lleva la imaginación hacia ese lugar en el que estás; aunque seguramente no se parezca en nada, me gusta pensar que empiezo a conocer ese lugar en el que estás gracias a tí y a tus andaduras.
Nuevamente te doy las gracias por compartir con nosotros tus idas y venidas.

Un saludo
Franck

Anónimo dijo...

Franck muchas gracias por tu apoyo es realmente apreciado, valoro mucho tu constancia.
Agus, me he pensado mucho sin responderte por aquí o en privado pues el tema que tocas me atrae mucho y le doy muchas vueltas. Finalmente decido responder por aquí para que a la gente que le interese pueda seguir el hilo. Pero vaya por delante que es un ladrillo del 15. Avisados estáis.


Lo primero decirte que el que escribe todo este “timglao”es europeo y las cosas se escriben desde su perspectiva.
Por otro lado sería muy aventurado por mi parte responder a tus preguntas, sólo llevo cuatro meses aquí y no es tiempo suficiente para entender ciertos comportamientos.
En cuanto a relaciones blanco/africana, he escuchado historias que te harían tumbar de espaldas como lo hicieron conmigo. Es muy triste ver como una persona es capaz de simular y fingir una relación con tal de obtener un visado europeo por ejemplo. Se llega a situaciones realmente dificiles siquiera de imaginar. Pero no por ser triste deja de ser justificado, o al menos comprensible, es decir cualquiera lo haría en la misma situación.

Por todo esto yo no puedo, desafortunadamente para mí, confiar en Lucie como lo podría hacer con una occidental. Casi todo lo que hace respecto a mí/nosotros lo tengo que tomar con alfileres y meterlo en cuarentena. Como puedes ver, así es imposible llevar una relación de pareja, no conozco lo suficiente la cultura nacional ni local como para saber interpretar este tipo de relaciones todavía.
Aún no estoy en situación de poder saber lo que realmente se masca en el corazón de esta sociedad, y no sé si lo estaré algún día, aunque lo intento. No hay que olvidar que yo soy blanco y estoy de tránsito, y esto también suscita la desconfianza en ellos.
Además día a día descubro comportamientos tales como el odio, la envidia, los celos, demasiado integrados en gentes que aparentemente hacen una vida normal y “tranquila”. Que no podría imaginar hasta que no lo he visto u oido y eso se añade aún más a mi desconfianza.

No puedo responderte a las preguntas que me haces nada más que desde mi interpretación totalmente subjetiva, sin datos concretos puesto que no he conocido a casi nadie de su familia, ya que eso sí lo he aprendido ya, el día que vas a casa de su padre es para “ofrecerle” algo por salir con su hija, cosa a lo que no estoy dispuesto a hacer a pesar de que vaya en contra de la tradición (conflicto entre la tradición aquí y mis principios personales), y con el tiempo si la quieres desposar debes de pagar una dote por ella según marca la tradición, en caso contrario deshonras a la familia a la vista del resto de familiares y vecinos.
Mi relación actualmente con ella la calificaría de amistad con derecho a roce, y te preguntarás ¿hay algo más europeo que ese concepto? Sin embargo es como lo ve este pobre europeo.
¿Cómo se vive esto desde su parte?, a pesar de que yo le he explicado muchas veces como lo veo yo? Pues creo que de su familia están al corriente la mitad, con quien tenga más confianza, seguramente las mujeres (cuando hablo de su familia estoy hablando de unas 22 personas que viven en el mismo hogar, incluyendo eso sí al menos 12 niños). Si pienso BIEN, ella no me miente y todos en su casa entienden nuestra relación. Si pienso MAL, o están extrañados de por qué no he pasado ya por casa (me decantaría por esto), o simplemente creen que soy un conocido que de vez en cuando la lleva a casa en coche(????!!!).
Y cómo lo ve ella? Pues vuelvo a lo mismo, pensando bien, la creo y nos ceñimos a lo que escribo en el blog, es decir a lo que me cuenta. Si pienso mal, entonces tendría que pensar muy muy pero que muy mal, y reconocer que estoy ante la mayor embustera que he conocido en mi vida, y reconocer que lo haría perfectamente.
Yo me pregunto, Es que se puede llegar a tener un dominio de la mentira tal? Yo creo que no, yo siempre he dicho que la verdad se mantiene de pie por sí sola, pero que la mentira por mucha fuerza que se haga por mantenerla de pie termina por caerse ella sola.
Sinceramente no lo sé. Dudo que se sea capaz de ser así, pero en este País se pasa tanta penuria que también sería capaz de comprender que ese tipo de personas se hubiese reproducido aquí por culpa de la necesidad (necesidad obliga), y por lo tanto que Lucie prodría formar parte.
Es cierto que yo estoy aquí y puedo saber por donde van los tiros, y te puedo decir que al principio pensé que se interesó más de la cuenta por mí de lo que yo hubiera esperado, pero también era el principio para mí y yo no estaba ni ubicado, luego con el tiempo, pues el roce ha hecho el cariño como dicen, y ahora quién es capaz de poner en tela de juicio los sentimientos? Pues seguramente yo, y así me va en el baile de la vida estos últimos años que cuando suena la música no tengo pareja y cuando la tengo no hay música que bailar, pero esto es otro cantar. Por otro lado te puedo decir que durante el primer mes que nos fuimos viendo, lo hicimos como amigos sin más, sin pedirle nada el uno al otro.



Lo de que su comportamiento sea más o menos europeo, desgraciadamente lo que conozco de Centroáfrica está completamente intóxicado por la vida del Norte. Y digo intoxicado más bien que influenciado, porque no veo que se haya tomado lo bueno que pueda haber. Simplemente el hombre blanco desde que colonizó esta parte ha ido paseándose por aquí como si estuviese en su casa, y eso a producido que vaya dejando legados nada interesantes, desde sistemas liberlistas hasta los teléfonos móviles de última generación.
La consecuencia, en Bangui a lo largo de la misma calle puedes encontrar una casa con una video consola última generación y en la de al lado una familia que ha perdido ya dos niños porque no tenía 30 euros para pagar dos vacunas.
Sin embargo el día a día aquí es que la gente es capaz de compartir lo poco que tienen entre todo su entorno, el término solidaridad toma aquí también una dimensión diferente a la que yo conocía.
Así es este País lleno de mil contrastes y de gentes que se desenvuelven entre los extremos con una naturalidad que da miedo. Y todos contribuimos a que este Pais siga siendo así, yo, ellos mismos, los humanitarios, sus gobernantes, los blancos que pasan por aquí como auténticos colonizadores, los que no pasan pero callan...y todo contribuye, la pasividad, el odio, el rencor, la intolerancia, la desconfianza... no es una ecuación de fácil resolución precisamente.

Anónimo dijo...

Yo creo que las relaciones que surgen de manera espontánea dependen más de la personalidad y de la oportunidad que de la cultura a la que uno pertenece. Cuando dos personas de distintos grupos (nacionalidad, profesión, estatus, etc.) se encuentran en una situación propicia, puede surgir la chispa. Es parte de la naturaleza curiosa y juguetona del ser humano.

Pese a nuestro afán, casi ridículo, de querer controlarlo todo, muchas de nuestras experiencias más memorables (buenas y malas) vienen de lo que no controlamos, y esas vivencias enriquecen nuestros recuerdos y nuestra percepción de nosotros mismos. (y ¡qué vacía está la vida del que tiene pocos recuerdos!)

Lo de pensar 'bien' o pensar 'mal', no te calientes la cabeza. Todas las posibilidades que se te ocurran, elévalas al cubo y todavía te faltarán variables.

Las personicas queremos que nos quieran, controlar pero no siempre, sentirnos atractivos, la seguridad de un amor constante y la libertad caprichosa de beso robado, ... Hay muchas cosas que pueden parecernos contradictorias sobre nuestros propios deseos, pero yo creo que son de lo más natural y que vale la pena vivirlas, simplemente para conocerse uno mejor y liberarnos de los estereotipos que nosotros mismo nos aplicamos.

Madre mía, la verdad es que me pongo filosófico. Y no puedo decir que es la edad, porque siempre he sido igual de plasta X-D

En fin. A disfrutar, gente.

De uno que os quiere.

Unknown dijo...

Os voy a contar una de las experiencias más reveladoras que he tenido en este sentido:

Viajaba con unos amigos en un tren nocturno hacia Moscú, cuando se presentó un chino, que iba a dormir en una de las camas de nuestro compartimento. La verdad es que no sé exactamente si era chino; tenía rasgos orientales. La edad ni idea, diría que entre 20 y 40. Sonreía sin parar, mirándonos a los ojos, en silencio, acercándose poco a poco, mientras seguía sonriendo y mirando más y más directamente a los ojos, de forma ya hipnótica. Se acercaba del todo y te tocaba la cara, el cuello, los hombros, como si él fuese Gollum y tú el anillo. Lo hacía con una naturalidad que yo diría que era "su saludo", pero la situación empezaba a ser incómoda cuando te abrazaba y hacía reverencias como si acabases de salvarle la vida. Finalmente, pasabas de él, sólo porque no sabías bien qué hacer, y entonces repetía lo mismo con otro. Lo mismo. Una y otra vez. A uno de mis amigos se lo hizo dos veces jajaja.

Ante semejante despliegue de cariño desbordado, se me ocurrió romper el hielo en esa situación ya absurda, y cogí un papel y un boli. Pinté África, Europa, América, más o menos, la India, Australia, Asia, menos o más... De acuerdo, ese mapa no vale como GPS, pero el mundo era absolutamente reconocible en él, lo juro. Le hice una cruz en España, y se lo pasé al chino, a ver dónde coño hacía la cruz él.

Mi interpretación de lo que estaba pasando era clara. Era evidente. Bueno, mejor dicho: Era evidente que para mí era evidente. Fui tan iluso, que estaba convencido de que el chino había cogido la idea, e incluso me esforzaba por retocar el mapa para que fuera más reconocible aún. Sigue siendo un misterio para mí lo que pasó entonces.

El chino miró el mapa como si se tratase de un Monet. Su cara era de sorpresa y euforia contenida. Me miraba a mí y miraba el mapa, llevándose las manos al corazón y haciendo reverencias de agradecimiento. Ilusionado con su nuevo regalo, y besándolo como si se tratase del Santo Grial, se alejó por los pasillos del tren, volviendo la cabeza de vez en cuando para volver a darme las gracias.

¿Podríamos haber sido amigos el chino y yo? Pues creo que no. Es lo más parecido a un alien que he visto. No hubo comunicación alguna, en el sentido de interpretación mutua de nada. Absolutamente de nada. Mi sensación fue de total incomunicación. Y tanto con este ejemplo como con el ejemplo de una pareja, por mucha chispa que tengan ambos, y el chino supongo que tendría mucha chispa, si desde una cultura no se puede interpretar la otra, no hay nada.

Esto no viene a descubrir nada nuevo, ya lo sé, y perdón por el ladrillo, pero haber vivido en directo semejante impotencia ante cualquier intento por el más mínimo entendimiento mutuo, fue para mí, como dije, revelador.

Por eso te entiendo perfectamente, Pepe, con eso de pensar bien y pensar mal, sobre lo que ella puede estar "tramando". Ahora bien, ten en cuenta que eso sigue siendo tu propio patrón de las cosas; ella tendrá su propia versión, con su propio rasero, de lo bueno y lo malo que puedes estar "tramando" tú. (Dios mío, si me hubiese tomado una lechita, ahora estaría en la séptima conclusión de la quinta pesadilla).

Y la eterna pregunta es: ¿Cómo saber en qué momento lo que entiende uno tiene el espíritu de lo que comunica el otro? ¿es siquiera posible? ¿Y cómo se mide eso?

Es apasionante el tema, desde luego. Espero que le saques todo el jugo, Pepe.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Ya sé que vas a tope pero estoy con unas ganas locas de tu siguiente episodio.

La navidad aquí y allí, el tercer capítulo de luci, como se vive el desarrollo de las recientes secuestradas MSF.

Besicos hermano